sábado, 15 de octubre de 2011

El desembarco de China en África. La cara oculta


«Todos sabemos que los chinos han venido para trabajar pero lo cierto es que no nos pagan nada bien. Es como si nos estuvieran usando», expone Peter, peón de un importante nudo de carreteras en el centro de la capital keniana, Nairobi. Su compañero Wallace va más lejos: «Ni siquiera saben inglés, solo hablan entre ellos en mandarín y a nosotros nos gritan y nos tratan como a animales. Nos tenemos que comunicar por señas».  

Lo que parecía una bonita historia de amor entre diversos países africanos y China, se ha convertido en un relato de cómo ganar más dinero sin pensar en los derechos humanos ni en el medio ambiente.

La cultura china no respeta las reglas ni las normas, la corrupción está a la orden del día, las comunidades afectadas no tienen voz y los empleados son fácilmente sustituibles por lo que se les saca el máximo con la amenaza del despido fácil.

China exige seguridad para sus obreros y a cambio ofrece eficacia. Si alguien protesta por una obra que les perjudica o no respeta el ambiente, el ejército chino reprime la manifestación a tiros como ya ocurrió en Sudán. 

 En África, los mineros deben trabajar dos años para poder recibir cascos de seguridad, y ante los accidentes mortales que ocurren a diario los sindicatos miran hacia otro lado. Los representantes sindicales son sobornados o despedidos en caso de que muestren oposición a los métodos chinos.

Las fábricas chinas pagan un salario que no alcanza el 70% del mínimo establecido, por ejemplo, en Sudáfrica. Es más, de las 70 fábricas que hay en Newcastle prácticamente ninguna llega al salario mínimo. Los patronos chinos no pagan las vacaciones, no dan una nómina fija y descuentan del sueldo los defectos de las prendas que han fabricado. Lo que se dicen condiciones mínimamente dignas, no son. 

Un ejemplo claro de la opresión de los ciudadanos es la construcción de la presa de Merowe, la cual ha provocado el desplazamiento forzoso de 60.000 personas y otras 3.000 seguirán el mismo camino cuando sus cultivos comiencen a inundarse. El año pasado se atrevieron a organizar una marcha de protesta. Entonces, llegó un hombre armado, disparó a la multitud y mató a tres manifestantes. No hubo detenidos.

Los cambios inculcados en la región gracias a la financiación china puede que suponga un importante impulso pero ¿A costa de cuántos?

África ha dejado de estar colonizada por los europeos para pasar a manos de los chinos, con menos escrúpulos y sin derechos ni normas que cumplir. Cambia el beneficiario pero los perjudicados son los de siempre.

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